Un reciente sondeo realizado por Gallup Internacional entre 50.000 personas de 68 países demostró que los políticos son las figuras públicas más rechazadas por los ciudadanos de todo el mundo. Esa desconfianza llega a sus máximos niveles en América Latina.
La BBC de Londres encaró una de las encuestas más vastas que esa entidad realizara hasta ahora, para tratar de determinar el grado de confianza o desconfianza que la gente tiene respecto de distintos estamentos sociales, incluyendo a sus respectivas clases políticas.
Para ello indagó en nada menos que 68 distintos países. El sondeo se denominó “Voice of the People, 2005” y estuvo a cargo de la bien reputada Gallup International, que entrevistó a unas 50.000 personas. Todo un esfuerzo, pese a que ello no pudo realizarse, por razones normativas, ni en China, ni en Medio Oriente.
Los líderes religiosos son las personas en las que la sociedad más confía. Aunque no demasiado. Tan sólo un 33%, lo que no es extraordinario ciertamente.
Los siguen (con exclusión de América Latina), las autoridades militares y policiales, cuya confiabilidad obtuvo un 26% de endosos. Junto a ellos, curiosamente, los periodistas, con el mismo nivel de aprobación. Luego, los empresarios, con un 19%, y detrás de todos, lejos, los políticos, que (nuevamente, con excepción de América Latina) recibieron un sorpresivo 13%.
Usted seguramente tiene curiosidad por conocer cuáles son esas cifras en las antedichas “excepciones” de América Latina.
Simple: para los militares y policías, en nuestra región, un 9% de aprobación, nada más.
Pero los políticos son prácticamente aborrecidos, desde que sólo obtuvieron un 4% de gente que dice confiar en ellos, seguramente en ese porcentaje están ellos mismos, sus familiares, ad láteres, secuaces y afines. Esto equivale a un tremendo rechazo. Y no es sorprendente, atento a la calidad de muchos de los políticos latinoamericanos y, peor aún, sus conductas morales, donde la corrupción y el nepotismo son el “pan nuestro de todos los días”.
El 69% de los latinoamericanos cree, por lo demás que sus gobiernos no actúan conforme a la voluntad de la gente. Todo un tema, porque pareciera que los políticos han conseguido desnaturalizar las instituciones democráticas, que utilizan en su favor. Y la gente lo sospecha, o lo intuye, o la presiente, o simplemente lo sabe.
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viernes, 14 de marzo de 2008
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