CON EL DETONANTE NO SE JUEGA
El peligro de agarrarle la cola al tigre, por más manso que este sea, siempre representa un peligro inminente. Mucho mayor, si después de esto se lo sigue incitando a que reaccione y saque a relucir su poder natural que le otorga el instinto de conservación. El problema no es tan grave agarrarle por la cola, el problema es después, ..¿..que haces con el tigre….?.
Por Ovidio Zanzero
Este fenómeno sucede no solamente con este majestuoso felino, sino que una agresión y más aún cuando es permanente, obtiene como resultado una respuesta de igual importancia ; o generalmente descontrolada que la hace de imprevisibles resultados en la totalidad de los seres vivos. Claro está, para ello el Señor en la creación del ser humano lo proveyó de razón, es decir que sus actos se deben caracterizar por la total razonabilidad; lo que en definitiva nos lleva a la conclusión de que es ella, la razón, lo que nos distingue a las personas de los animales, dotándonos de capacidad para pensar o discurrir, permitiéndonos elaborar juicios, ideas y conceptos. Así mismo no debemos desconocer ni olvidar que también los dotó del libre albedrío. Para que pongan los limites y sepan racionalmente decir basta. Pero como esto es innegable, también no lo es menos, que todo ser humano sometido a toda clase de presiones, de medidas inconsultas, de injusticias, atropellos, viendo sus bienes jurídicos dañados y el futuro de los suyos en peligro, cuando la ocasión se transforma insostenible, enfrenta la causa o los causantes de su estado, psicológicamente irritado, en forma de protesta primero, enervando sus procedimientos violentos en crecimiento hasta llegar a resultados insospechados, descargando su odio y rencor acumulados por el tiempo, la resistencia y la injusticia, la forma de agresión y el mal trato, por nombrar solo algunos de los formatos de atropello instituidos desde el estado. Lo expuesto me llevan a la necesidad de aplicar este breve y conciso comentario a una situación de características lamentables por la que atraviesa nuestra sufrida sociedad, que en definitiva es nuestro pueblo, en el ámbito especifico de los productores agropecuarios, ese sector que desde el anonimato tantas veces fue factor preponderante en las soluciones políticas económicas en las muchas crisis a que se nos ha sometido a la totalidad de los argentinos. Estas personas, con las que me siento identificado, sin tener ningún tipo de relación comercial, de orden económica ni profesional, salvo el haber nacido entre ellas y pasar mi niñez y parte de mi juventud entre las mismas y atento a ese imborrable recuerdo que sin lugar a dudas es uno de los que más valoro, es que me solidarizo con todos esos integrantes que hoy luchan para que no se les continúe despojando de lo que con dignidad, responsabilidad y legítimamente han ganado y que pareciera que una máquina del tiempo nos retrotrajera a los impuestos del ‘medio evo’ cuando el señor feudal a sus sometidos le quitaban una de las dos vacas que habían criado, pero siempre era la más gorda. Por ello, y entendiendo que la gente del campo no son los esclavos del feudo, ni tampoco se puede aceptar que se los despoje de lo suyo, ya que retenciones, y/o gravámenes desmedidos, no son otra cosa que confiscaciones y así lo dice la jurisprudencia pese a la desinformación por parte del Estado que se preocupa por afirmar que no se trata de impuestos, se lo mire como se lo mire, esto se parece mucho a un delito. Por tanto; si se parece mucho a un delito, veamos la tendencias y tipología de los autores con estas características para llevar a cabo este proceder. Dentro de los ocho (8) tipos criminológicos que describe SEELIG E. (Tratado de Criminología; Ed. Instituto de Estudios Políticos. Madrid 1958) encontramos dos (2) que por su procedimiento combinado entre lo ‘disposicional’ y lo ‘actual’ son personalidades predispuestas a este tipo de delito, a saber: a).- Delincuentes contra el patrimonio por escasa fuerza de resistencia; (segundo grupo de la escala) Se trata de personas que cumplen una misión y que hasta pueden frecuentemente ser descriptos incluso como trabajadores voluntariosos. Sin embargo carecen frente a los estímulos criminógenos de su mundo circundante, en particular frente a las posibilidades que su profesión les ofrece para apropiarse de lo ajeno, de las necesarias inhibiciones frente a tales seductoras oportunidades; les falta la fuerza de resistencia precisa que posee el “hombre honrado” de esta forma cometen fuertes apropiaciones indebidas. No se advierten caracterológicamente ninguna peculiaridad. Pertenecen a este grupo: 1)- Empleado ladrón; 2)- Cajero infiel; 3)- Funcionario venal; 4)- Comerciante egoísta; 5)- Estafadores ocasionales y los que se apropian de todo objeto a mano. b).- Delincuente por convicción; (séptimo grupo de la escala) Es el que cree que está obligado a realizar el hecho por un mandato reconocido por su conciencia. La motivación del acto recibe el impulso por la convicción de que debe cometer el hecho de acuerdo con un orden normativo, al que valora más altamente que al derecho vigente. Son principalmente de naturaleza política, religiosa, de seudo honor, de seudo ética profesional o de seudo ética general (gran confusión entre lo seudo y lo real). La mayor parte de las veces se trata de personas esquizotímicas con tendencia a ideales extremos que los conduce a una super-valoración de ciertas ideas. Pertenecen a este grupo: 1)- Autor de atentados políticos; 2)- Delincuentes contra la seguridad interior; 3)- Sectario religioso; 4)- Duelistas. Es de lamentar profundamente que estos acontecimientos con los productores del campo deban de producirse porque una caterva de personalidades tal vez con alguna de las características descriptas por Seelig, impidan el desarrollo armonioso entre partes, por un rencor acumulado por el odio y la barbarie de los seudos jóvenes idealistas, que piensan que la Republica comienza con ellos y que tienen derecho al uso y abuso de los bienes de personas honradas de paz y de trabajo.-
lunes, 24 de marzo de 2008
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