viernes, 14 de marzo de 2008

Más unitarios que federales

Más unitarios que federales

Por Fernando Laborda
La Nación.com

Viernes 14 de marzo de 2008

Cuando falta muy poco para que se cumplan los primeros cien días de Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada, podrán sobrevolar en torno de las oficinas gubernamentales rumores sobre retoques en el gabinete de ministros, pero nada hace suponer un cambio de rumbo.

El proyecto kirchnerista se resume en una palabra: poder. Y la idea de poder para el matrimonio presidencial pasa por ejercer el máximo control sobre todo lo que se pueda, por tener el más elevado superávit de caja posible y por gozar de la mayor discrecionalidad para distribuirlo.

El destino ha querido que Cristina Kirchner asuma la presidencia en un contexto económico mundial diferente del que le tocó a su marido. El cada vez más cercano escenario recesivo en los Estados Unidos y las dificultades para obtener financiamiento, junto con la caída de los mercados bursátiles y el encarecimiento del petróleo mantienen en vilo a la comunidad internacional.

Sin embargo, los funcionarios del gobierno nacional parecen haberse dejado seducir por la llamada teoría del desacople, según la cual algunas economías emergentes, como la argentina, no serán impactadas por la crisis norteamericana y sus efectos recesivos.

En el Poder Ejecutivo parecería cundir la creencia de que los empresarios e inversores del mundo están desesperados por venir a hacer negocios en nuestro país. Claro que si así fuese, la inversión extranjera directa (IED) no habría caído en la Argentina el año último, mientras que en Brasil y otros países de la región alcanzó en igual período niveles de crecimiento récord.

Representantes del Gobierno admiten que la mejor forma de enfrentar la galopante inflación es con mayores inversiones del sector privado que permitan equilibrar la oferta de bienes con la mayor demanda. No obstante, como observan distintos analistas económicos, sus actos van en la dirección contraria.

Horas atrás, el ministro Julio De Vido se despachó a gusto contra las empresas petroleras. "¡Qué entiendan que no han venido a pasear!", exclamó, al reclamarles que inviertan más y abastezcan el mercado doméstico. Siguen creyendo que obtendrán inversiones a los gritos.

El nuevo esquema de retenciones a las exportaciones del campo encubre un nuevo impuestazo al sector. Como han señalado productores agropecuarios, por cada dos camiones de granos que se exportan, uno va al Estado en concepto de retenciones, en tanto que de los otros dos camiones que los siguen hay que hacerse cargo de los costos y de los demás impuestos.

La medida no sólo demuestra cierta preocupación del Gobierno por reforzar la caja. Más aún, se encuadra en el esquema de poder kirchnerista, por cuanto la mayor recaudación que ingresará en el Tesoro nacional por las retenciones no es coparticipable. El Estado nacional, así, sigue siendo cada vez más rico con provincias cuyas cuentas fiscales son cada vez más débiles.

Más allá del apoyo recibido en las urnas, el poder que ostenta el kirchnerismo se sustenta en la fuerte centralización de la recaudación fiscal y en la discrecionalidad con que las autoridades nacionales administran el presupuesto para obras públicas en el interior del país.

Este unitarismo fiscal que tan bien les sienta a los Kirchner explica, entre otras cosas, que hace mucho que no se hable del nuevo régimen de coparticipación federal, que, según la Constitución, debió estar sancionado en 1996. Aun cuando Néstor Kirchner se haya pronunciado allá por agosto último en favor de que "el gobierno que venga sea mucho más federal".

flaborda@lanacion.com.ar

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