Probablemente no exista mejor indicador para explicar nuestra decadencia como país que la cantidad de palabras absurdas que hemos inventado en los últimos 20 años. Cuando analiza en profundidad esos términos o frases que hemos inventado y popularizado, se da cuenta del grado de locuras que nuestra dirigencia política ha cometido y, al mismo tiempo, el intento por esconder dichas locuras detrás de palabras inventadas que pretenden distorsionar la realidad. Desde ya le pido disculpas al lector porque el listado de palabras que voy a dar a continuación no está presentado alfabéticamente o por períodos. Casi las escribo a medida que me voy a acordando de ellas. Pero cuando termine de leerlas, pregúntese si las siguientes palabras y frases no son otra cosa que un intento por defender lo indefendible o esconder los disparates a que es sometido el país. Veamos algunas de ellas y las definiciones que, a mi juicio, se ajustan más a lo que produjeron que a lo que pretenden mostrarnos los políticos y los medios de comunicación con dichas palabras: Pesificación: palabra inventada en la Argentina para no decir directamente que la gente fue estafada por el Estado. Bajo el argumento de que íbamos a ser un país normal, los que habían depositados dólares se encontraron con que el Estado había decidido que ya no tenían derecho a reclamar los dólares y tenían que darse por contentos con recibir pesos. En los países normales, pesificación es sinónimo de “confiscación”. Pesificación asimétrica: frase que intenta esconder la ignorancia y el grado de improvisación con que actuaron los devaluadores de 2002. Una vez que metieron la pata y no sabían como arreglar el lío que habían hecho, inventaron la pesificación asimétrica que no es otra cosa que establecer un tipo de cambio diferente para los activos y pasivos de los bancos. En cualquier país normal esto puede traducirse con esta frase: “¿qué quieren inventar?”. Protesta social: frase con que se pretende esconder todo tipo de atropello a los derechos de terceros. Fue inventada por una manga de delincuentes que, mediante palos y capuchas, violan los derechos de terceros. Por ejemplo, a transitar libremente. En los países normales, protesta social es sinónimo de delito. No vamos a judicializar la protesta social: frase que utilizan los gobernantes que, por conveniencia política, no están dispuestos a cumplir el mandato constitucional de mantener el orden público. En vez de decir “no vamos a reestablecer el orden público porque no nos conviene políticamente” o “no queremos correr riesgos de perder votos”, utilizan esta frase. En los países normales el funcionario que no judicializa la protesta social es sometido a juicio por incumplimiento de los deberes de los funcionarios públicos. Estilo K: frase inventada por los medios para no decir directamente que una persona es prepotente, guaranga y maleducada. En cualquier país normal, Estilo K significaría que el tipo es un impresentable. Derechos Humanos: si bien esta frase ya existe en el mundo, en la Argentina se le ha asignado el significado de que el derecho a la libertad de expresión, a la vida y a la libertad sólo le corresponde a los progres. Cualquier persona que no es progre puede ser censurada, matada o privada de su libertad en nombre de los pobres, de la justicia social y de la revolución contra la oligarquía. Democracia: hacia la década del 80, un charlatán de barricada sostuvo que con la democracia se come, se cura y se educa. El mal uso de la palabra democracia hizo que el país cayera en la hiperinflación, la gente pasara hambre y la educación terminara siendo destrozada. Década perdida: expresión que se utiliza para no nombrar la presidencia de Ricardo Alfonsín, que hizo uno de los peores gobiernos de la historia argentina y luego se alió al duhaldismo para impulsar una devaluación salvaje que llevó al país a niveles de pobreza jamás imaginados. Cartonero: nuevo oficio que surgió en la Argentina producto del populismo demagógico del peronismo y el radicalismo. Este oficio consiste en que menores de edad, mujeres y hombres anden revolviendo los tachos de basura de la calle buscando algo que puedan vender. En cualquier país del mundo esta actividad es llevada a cabo por los pobres de toda pobreza. En la Argentina se ha transformado en uno de los sectores de mayor dinamismo del nuevo modelo productivo. Corralito: palabra utilizada para decirle a la gente que no puede sacar la plata que depositó en un banco. Aquí, esta violación al derecho de propiedad fue “vendida” como la bancarización del sistema económico argentino. Mayoría automática: expresión inventada para decir que un presidente logró tener en la Corte Suprema de Justicia un grupo de jueces que le votan todo lo que necesita el Ejecutivo. La mayoría automática es despreciada por toda la dirigencia política y los medios de comunicación, salvo que esa mayoría automática responda al nuevo titular del Poder Ejecutivo. En ese caso, el cambio de miembros de la Corte para establecer una nueva mayoría automática es interpretada como una limpieza del Poder Judicial y signo de transparencia institucional. Saqueo: sistema por el cual una mafia política logra desestabilizar a un gobierno hasta voltearlo. Antiguamente, la dirigencia política solía golpear la puerta de los cuarteles para derrocar a un determinado gobierno. Ahora, se organizan legiones de saqueadores de supermercados hasta lograr crear el clima adecuado para voltear al presidente no deseado por la mafia de turno. Desendeudarnos: palabra recientemente inventada para tratar de sacarse de encima al Fondo Monetario Internacional (FMI). Mientras a todos los bonistas el gobierno de turno les dice que les va a pagar cuando quiera, como quiera y lo que quiera, al FMI le dice que le va a pagar todo lo que le debe y en efectivo para, de esa forma, aparecer ante el pueblo como el líder de la soberanía nacional. Superpoderes: invento argentino para decir que estamos en democracia, pero que el Ejecutivo puede comportarse igual que en una dictadura, disponiendo de los recursos del contribuyente como mejor le plazca y sin ningún tipo de control. Antiguamente, los superpoderes no eran otra cosa que la capacidad que tenía el rey o el señor feudal para violar todos los derechos de los súbditos, incluido el derecho “a la primera noche” que se arrogaba el rey. Por ahora, en la Argentina, este último “derecho” no es ejercido. Déficit cero: invento argentino del año 2001 por el cual el gobierno dijo de manera elíptica que la plata ya no le alcanzaba más y nadie le prestaba un peso para financiar el gasto público. Factor de empalme: otro invento argentino del año 2001 para decir que se iba a devaluar el peso, pero sin decirlo. Finalmente, este factor de empalme nunca llegó a aplicarse porque vino otro señor que devaluó a lo bruto y sin medir las consecuencias de lo que hacía. Gasto cuasifiscal: invento de la década del 80 para no decir que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se estaba endeudando a lo loco y que por esa deuda devengaba un interés impagable que iba a conducirnos a la hiperinflación. Semáforo piquetero: es un semáforo tan argentino como el dulce de leche. Por medio de este semáforo, el Estado les indica a los conductores de automóviles que tienen que desviar su camino porque más adelante hay un grupo de delincuentes que está dispuesto a romperle el auto y la cabeza si intenta ejercer el derecho a transitar libremente. Apertura indiscriminada: frase que inventaron pseudo empresarios para decir que no quieren competir con productos de otros países. El objetivo que esconde la lucha contra la apertura indiscriminada es venderle a los consumidores locales productos de baja calidad a precios disparatados. Transversalidad: la palabra no figura en el diccionario de la Real Academia Española. En la Argentina, transversalidad significa que se quiere armar algún movimiento político para sostener el poder, sin saber muy bien para qué lo quieren. Y los transversales son los que quieren el poder sin saber para qué. Como dice el título de esta nota, este es un Breve e Incompleto Diccionario de disparates argentinos. Por lo tanto, está abierto a modificaciones, correcciones y nuevas ideas que el lector considere oportuno aportar. Finalmente, les pido a los lectores que si tienen otros términos que no están incluidos en este listado, por favor los mencionen en el Foro de Opinión vinculado a esta nota (ingresar en “Opine aquí”). Creo que entre todos podemos llegar a armar un buen diccionario para que los extranjeros puedan entender de qué estamos hablando los argentinos cuando utilizamos todas estas palabras. © www.economiaparatodos.com.ar
Por Roberto Cachanosky
martes, 18 de marzo de 2008
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