El hombre que vio venir la crisis
Por Mario Diament
Para La Nación
Sábado 29 de marzo de 2008
MIAMI.- A comienzos de 2007, cuando el gobierno exultaba de optimismo por la marcha de la economía y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, testimoniaba ante el Congreso que la economía norteamericana tenía "la perfecta proporción de inflación, crecimiento y empleo", Charles R. Morris veía un cuadro diferente. Para él, la euforia era ilusoria y la crisis que se venía sería como "la madre de todos los quebrantos". Así se lo escribió a su editor en un correo electrónico que le envió en febrero de 2007, anticipándole que el cataclismo se precipitaría "para el verano de 2008". Por qué Morris, un abogado y ex banquero de inversiones, vio lo que los demás no vieron es una cuestión de perspectiva. Autor de una decena de libros sobre temas económicos y financieros y colaborador de publicaciones como The New York Times , The Wall Street Journal y The Atlantic Monthly , era también, para el momento en que formuló su predicción, vicepresidente de una empresa que desarrollaba software para bancos y fondos de inversión libre. Desde esa privilegiada posición podía observar la peligrosa bicicleta financiera que estaba teniendo lugar y que concluiría en la debacle del mercado de créditos subprime . El crédito subprime es un tipo de hipoteca que se ofrece a compradores de propiedades considerados riesgosos y a quienes se les aplica un interés mayor. Su bonanza era alentada desde fines de la década pasada por Wall Street, que veía la posibilidad de transformar el mercado hipotecario de un negocio local en uno donde inversores de todo el mundo podrían participar. Armado de las pruebas sobre su pronóstico, Morris se abocó a escribir un libro que acaba de aparecer, donde traza un impecable cuadro de los síntomas de la crisis y una radiografía de sus consecuencias. El libro se titula The Trillion Dollar Meltdown: Easy Money, High Rollers and the Great Credit Crash (La fusión del billón de dólares: Dinero fácil, apostadores fuertes y el gran quebranto crediticio) y, en él, Morris describe la evolución de la economía a partir de los atentados del 11 de Septiembre de 2001 y del estallido de la burbuja de los punto.com, y hasta noviembre de 2007. "La recuperación fue construida en torno de los consumidores, lo cual parece sensible, teniendo en cuenta la excesiva inversión de los años de la burbuja tecnológica", escribe Morris. Pero había dos problemas: "Los norteamericanos compran ropa, artículos del hogar, autos y repuestos y hasta la madera de sus casas en el exterior, de manera que el crecimiento del consumo correspondía a un crecimiento similar en el déficit comercial. Peor aún, el ahorro personal se encontraba en los niveles más bajos desde la Depresión de 1930, lo que no parecía preocupar al presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en vista de que los norteamericanos tenían un enorme capital depositado en sus casas." Este capital se convirtió en la principal fuente de toma de dinero. Con bajas tasas de interés y fácil acceso al crédito, el valor de las casas y departamentos se duplicó entre el 2000 y 2005. Sobre esta base, los consumidores refinanciaron una y otra vez y la disponibilidad de dinero incrementó el consumo. Morris indentifica tres tendencias como conducentes a la crisis: primero, hacia 2006, la propensión a desregular colocó a tres cuartas partes del volumen total de préstamos fuera de la supervisión de los reguladores. En segundo lugar, el seguro sobre los créditos hizo que los prestadores originales no tuvieran ningún incentivo para evitar a los solicitantes no calificados. Finalmente, los bancos y las agencias de calificación de crédito aceptaron el principio de que todo riesgo puede compensarse con mayores intereses. A medida que la porción financiada crecía, disminuía la posibilidad de muchos propietarios de hacer frente a sus cuotas. Para el momento en que el mercado registró que el valor de las propiedades estaba inflado y los precios se precipitaron, mucha gente se encontró que no podía hacer frente a sus deudas y que sus casas ya no tenían capital excedente. Morris advierte que la crisis crediticia no se limita a las hipotecas, sino que ha infectado todo el espectro del mercado inmobiliario y financiero. "Una suposición razonable -escribe- es que las pérdidas totales en concepto de defaults, depreciaciones sobre hipotecas de todo tipo, junk bonds , tarjetas de crédito y préstamos automotrices estarán en el orden del billón de dólares." Por primera vez desde 1945, la deuda hipotecaria total de los norteamericanos excede el valor de sus propiedades. La Casa Blanca ha apostado al plan de estímulo fiscal por 168.000 millones de dólares para reanimar el consumo. Morris es menos optimista. Para él, la recuperación podría tomar una década.
sábado, 29 de marzo de 2008
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1 comentario:
Acá tenemos una explicación bastante clara del por qué de la crisis financiera en EEUU que está afectando a toda la economía mundial. Habría que agragar a este análisis, que esa presión por colocar el dinero por parte de los bancos de EEUU en un segmento de mayor riesgo, ha sido producida entre otros factores, por la gran liquidez del sistema, originada en los grandes flujos internacionales de excedentes financieros del resto del mundo ( petrodólares, capitales financiero de países emergentes que buscan más seguridad en economías más sólidas, etc.) hacia un país, EEUU, que genera gran confianza y cuyos papeles ( títulos de inversión) son los más seguros del mundo. Gran parte de esos flujos, han dejado de venir a los países emergentes, producto de sus políticas populistas y la falta de confianza que generan.
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