Algunas señales de fatiga
Por Jorge Oviedo
Viernes 4 de abril de 2008
"La economía ya tenía muchos problemas antes de que ocurriera la rebelión fiscal del campo, pero el nivel de actividad todavía es muy alto y hay muchas empresas ganando mucho dinero, por eso no aparecen empresarios de otros sectores criticando al Gobierno." El diagnóstico pertenece a un hombre de empresa que dice que en las ramas industriales hay numerosas compañías que trabajan al límite de su capacidad.
El campo salió a las rutas sencillamente porque desde hace ya mucho las medidas del Gobierno destruyen, precisamente, su negocio. Como en otras áreas, hubo respaldo a las autoridades de parte de quienes, por la característica de su actividad o de sus mercados, están en mejores condiciones de aprovechar esquemas de subsidios. Es lo que pasó con los productores de pollos. En cambio, lo productores de ganado vacuno llevan mucho padeciendo políticas que destruyen el negocio y han hecho descender la producción. Lo mismo pasa con los sectores productores de lácteos.
El Gobierno utilizó toda clase de maniobras de disuasión justificando la imposición de retenciones móviles en supuestas políticas redistributivas, en declamadas búsquedas del equilibrio productivo y hasta súbitas preocupaciones ecologistas. Todo fue dicho, excepto la verdadera intención fiscalista de la medida. Hubo intención de capturar gran parte de los precios récord, acrecentando la recaudación estatal para poder sostener el tan intenso como incesante incremento del gasto público.
Las visiones empresariales están divididas acerca de las consecuencias que tendrá en la continuidad de Martín Lousteau en Economía el enorme problema político causado por su medida a la administración de los Kirchner. Están quienes dicen que el ministro obró con aceptación de toda la plana mayor del Gobierno, incluido el ex presidente Néstor Kirchner. En esa visión, Lousteau ejecutó lo que el matrimonio presidencial aprobó y por eso no debería caer.
Otros dicen que Lousteau quiso diferenciarse de Guillermo Moreno, su archienemigo en la interna oficial, y pretendió mostrar una medida sofisticada y rendidora. Y hasta hay hombres de empresa que juran que Néstor Kirchner se despegó de las retenciones móviles, diciendo que él no las había aprobado. Pero es difícil creer que algo de tal trascendencia se haga sin su aprobación.
Pero quienes creen que Lousteau tuvo cierta autonomía y ha perdido imagen frente al ex presidente descuentan que Lousteau caerá, aunque no ahora. "A pocos días del paro del campo, no puede irse siquiera un subsecretario; sería mostrar debilidad", dicen funcionarios de la administración de Cristina Kirchner. En cualquier caso, apareció una señal de que la suba permanente de impuestos ya no es tan fácil de sostener.
joviedo@lanacion.com.ar
viernes, 4 de abril de 2008
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