lunes, 7 de abril de 2008

Con el campo se va la Argentina

¿A los Kirchner se les termina el crédito?

Por Pablo López Herrera (1)

Terminado el primer planteo y demostraciones por parte del agro frente a las medidas de confiscación de ingresos aplicadas por el gobierno, este último logró unos días para "dialogar". En este supuesto diálogo, la credibilidad y la confianza en la señora de Kirchner, en el ex presidente y sus funcionarios pasarán a constituir el centro del problema. ¿Hasta que punto pueden creer y confiar en el gobierno argentino, sus propios compatriotas? That is the question.

En efecto, aún antes de haber siquiera convocado al diálogo, la señora de Kirchner aplica nuevas restricciones a la exportación, monta un sistema de "vigilancia" de los medios de comunicación, y su Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se presenta ante la Justicia como querellante en una denuncia penal contra las entidades agrarias por violar las leyes de abastecimiento y de seguridad de la Nación, por impedir el normal funcionamiento del transporte y de alzarse contra el gobierno constitucional. Como para empezar a dialogar, no parece lo mas indicado.
Al mismo tiempo, omite comunicar al resto de la población cuál es el verdadero estado de la economía, lo que constituye otro aspecto central del problema para saber de qué se está hablando y qué grado de factibilidad tendrían las medidas que se intenta discutir.

La sensación que impera, es que la tregua que el campo le ha dado al gobierno, será aprovechada por este para rearmar sus filas, reforzar sus fuerzas de choque, dividir a los dirigentes agropecuarios, y prepararse para un nuevo enfrentamiento en condiciones que le permitan avanzar en sus fines hegemónicos. Parece que a los Kirchner no les gustan los dibujantes, pero ellos están "dibujando" en el imaginario colectivo al "enemigo de clase". Y en eso los sesentistas y los setentistas son verdaderos especialistas.

Sin embargo, entre otras razones por haber destruido los sistemas de medición que por lo general sirven de marco de referencia a toda negociación comercial, el crédito que tiene el gobierno es poco y a plazos cada vez más cortos. Y el mercado lo está mostrando.

Los montos inferiores, las tasas más elevadas y los plazos más breves que "ofrecen" los bancos oficiales y privados, y las AFJP en las licitaciones de LEBAC y NOBAC, requeridas para financiar al gobierno, muestran y mostrarán el grado de confianza que reina en el sistema vigente. Las tasas crecientes, los menores plazos y montos más reducidos puestos en juego, serán el termómetro que permitirá medir en términos económicos que al gobierno de los Kirchner se le acaba el crédito comercial.

Pero la confianza no es sólo una condición necesaria para el mercado del dinero. El agro, en las negociaciones que supuestamente va a realizar con el gobierno, también se verá obligado a brindarle crédito al gobierno. Por eso es conveniente hacer un chequeo somero a las variables que se utiliza para evaluar el crédito comercial. Estas son: Persona, Propósito, Pago, Perspectiva, Protección y Precio. Mi opinión es que son prácticamente las mismas variables que se deben utilizar para saber si se puede dar o no un "crédito político", o el riesgo en que se incurre al dar un mal crédito.

El gobierno como Persona creíble

Una persona creíble es aquella de la que uno espera va a cumplir los pactos y la palabra empeñada en toda circunstancia. Que se va a comportar de un modo transparente y previsible, que pondrá todas sus cartas sobre la mesa al negociar, y que no viene "con el cuchillo bajo el poncho". Una persona a la que uno no esta forzado a vigilar en todo tiempo y lugar, y que cuando se le presenta un problema lo plantea de frente y eventualmente solicita ayuda adicional, y hasta un replanteo de la negociación pactada pero siempre sobre la base de la buena fe y de la realización de los mejores esfuerzos para cumplir lo pactado. Una persona que "arrebata" el crédito y se sobregira sin autorización del acreedor está mostrando desesperación por una parte, y que no es una persona digna de crédito por la otra.

Los antecedentes del gobierno como persona creíble no son los mejores, para decir lo mínimo. Su respeto por los pactos muestra los muertos que va dejando en el camino. No sólo con los acreedores de las deudas de los gobiernos anteriores, que desconoce o que ha "negociado" a presión, sino con el cumplimiento de la deuda propia emitida en canje, para cuyo alevoso incumplimiento destruyó el índice oficial de precios que regula los pagos y ajustes, que dicho sea de paso afectan a los futuros jubilados a través de las AFJP. Baste este solo ejemplo para mostrar cómo el propio gobierno destruyó su propia imagen como persona sujeta de crédito. Pero además, las retenciones "arrebatadas" a los productores sin debate previo y sin pasar por el congreso (aunque quizás con un congreso propio quizás las podría aprobar "de oficio") han mostrado que no solicita sino que se apodera del dinero donde lo ve.

En estas condiciones: ¿será confiable el gobierno para los agricultores?

El propósito del crédito que el gobierno necesita

El crédito debe darse para la utilización prevista. El proyecto del negocio debe ser creíble y lógico, y la ayuda debe ser proporcional al propósito. Si es para un descalce transitorio antes de recibir un pago cierto, el monto y la instrumentación deben ser los adecuados a ese propósito. Si es para facilitar la compra de un bien de capital serán otros. Pero en todos los casos, el propósito será genuino y coherente con la actividad del destinatario y nunca se deberán financiar actividades sin sentido lógico.

Arrancó mal el gobierno al no aclarar en los tres últimos discursos significativos, que el dinero que está tomando del campo esta fundado en serias y fundadas razones de genuina fuerza mayor, como las que dieron origen a las primeras retenciones. Aunque no podía decir seguramente que su necesidad de fondo era la de reforzar los instrumentos de su modelo utópico y de su hegemonía política y que en ese contexto solo podía apoderarse de los recursos de los argentinos sin decir "agua va". Su propósito estuvo siempre escondido y en ningún momento fue transparentado.

¿Qué proyecto se puede convenir con alguien que esconde el propósito del uso del crédito y la confianza que pretende que se le brinde?

La capacidad y la forma de pago del proyecto Kirchner

Cuando se solicita un crédito, el que lo pretende recibir debe mostrar la capacidad que tiene para su repago, y la forma en que planea hacerlo. Y la capacidad de producción de los medios para el repago, no debe ser la erosión del patrimonio sino la factibilidad del proyecto.

Un gobierno que genera continuamente necesidad de financiamiento sin mostrar la mínima preocupación por generar capacidad de pago, y por facilitar las condiciones que estimulen la creación de riqueza, está mostrando que no le interesa generar capacidad de pago, sino más bien buscar quién se haga cargo de sus utópicas veleidades. Un gobierno que hace todo lo posible para destrozar los mercados de exportación duramente ganados, y que cuando se le dice que libere la exportación de las partes más caras de las reses y mira para otro lado o no contesta, está mostrando que quiere un proyecto inviable. La utopía es por definición, ese lugar que no existe. Allá vamos...

A la actual administración, las cuentas no le cierran del todo y crédito internacional no tiene. Ni qué hablar de los subsidios que tiene a su cargo y de los que promete. Este año necesitará refinanciar vencimientos. El crédito interno será más escaso y más caro. La inflación está lejos de ser dominada, para decirlo finamente. La expansión económica y el consumo, en un modelo que apunta a fomentar e incentivar la demanda, pueden revertirse. El déficit fiscal de las provincias aumenta. Los aumentos de salarios convenidos si la inflación no es dominada no alcanzarán y los sindicatos reclamarán. El gasto público no ha bajado. La destrucción del INDEC incentiva los ajustes de precios para cubrirse y la focalización de las empresas en cubrir y proteger los costos de reposición para poder seguir en carrera. Esto produce automáticamente mayor inflación.

Todos los gobiernos del mundo y de la historia necesitan dinero y necesitan que el pueblo se alimente. Pero que serruchen la rama donde están parados hay pocos. ¿Hay razones para creer que este gobierno esté "cómodo" en su manejo económico y financiero como para negociar, y -lo peor- aunque no lo está, que le va a interesar la generación de riquezas por parte del agro? ¿Es posible creer en alguien cuyo proyecto no parece poder sobrevivir tal como está planteado? ¿Se puede creer que podrá efectivizar los reintegros que promete?

Las perspectivas que enfrentan el país y el gobierno

El crédito debe darse además de acuerdo a las perspectivas, tanto del mismo contexto como de la propia actividad del interlocutor. Si las perspectivas del entorno son difíciles: prudencia. Si las perspectivas del interlocutor no son claras: más prudencia todavía.

El contexto de elevados precios de productos primarios es frágil. Es posible que los costos de los precios agrícolas, muy por encima de la media histórica, disminuyan. Los costos de producción del agro están creciendo a niveles internacionales. Ya el combustible está en franco aumento. Los costos de las próximas siembras hoy sólo pueden imaginarse, pero condicionan también a los productores en sus necesidades. Los costos de reposición son imprevisibles y el punto de equilibrio de las explotaciones es cada vez más alto. Y las perspectivas para el gobierno no son mejores. Al impacto en las recaudaciones de un volumen de exportaciones que puede disminuir por efectos del precio, se suma la pesada carga fija que ya constituido el gobierno concientemente con el aumento del gasto público..

El ejemplo de la provincia de Santa Cruz, con un 70 % de empleados públicos como final de tres gobiernos consecutivos de los Kirchner, muestra las perspectivas para el país en general. ¿Es para incentivar y alimentar ese tipo de perspectivas para todo el país que hay que acordar con el gobierno?

¿Cómo se protege lo que el gobierno recibe?

Cuando se da crédito, se debe buscar que el bien prestado tenga algún tipo de protección. En los países más estables, con estado de derecho, tradición de cumplimiento y ejecutividad de los contratos, justicia rápida y previsibilidad del contexto, es más fácil financiar proyectos apostando a la propia calidad del proyecto y sin otra garantía del préstamo que el propio emprendimiento. Esto empieza por bolsas de comercio donde es fácil y corriente encontrar inversores a riesgo dispuestos a ganar o perder según evalúan la calidad de los proyectos.

En nuestro país esto no existe no sólo por falta de inversores, sino porque las condiciones no están dadas gracias a la destrucción sistemática del estado de derecho y la falta de previsibilidad de casi todo. En un país que tuvo "garantía de depósitos" por ley y que quebró ya varias veces, casi todo es de corto plazo y los bienes tienen escasa protección.

Una protección posible para el agro significaría que el gobierno estuviera dispuesto a preservar los mercados atendidos para dar seriedad y continuidad a nuestras exportaciones. ¿Puede el agro confiar en un gobierno que abre y cierra las exportaciones a su antojo y que dilapida en una fiesta para pocos lo que les toma a muchos? ¿Cómo podrá proteger la fuente de ingresos el propio agro?

Cuando el precio es alto o cuando se pretende que sea nada

Finalmente, otro elemento importante para evaluar a un posible deudor es el precio que está dispuesto a pagar por el bien que recibe; o el costo al que puede obtener lo mismo que quiere de uno en el mercado, como alternativa. A mayor desesperación, mayor tasa y a mayor tasa, mayor riesgo. Y menos alternativas para el necesitado... Lo que no quiere decir que deba aceptarse un deudor dispuesto a pagar mucho "porque en la tasa se está cobrando el riesgo". Darle crédito a un desesperado es una forma poco sutil de suicidarse... Es mejor dar un "no" a tiempo antes que un "sí" que traerá mayores problemas. Y saber dar el "no" forma parte de las artes de un empresario que quiere sobrevivir. También debería serlo para los políticos. Las tasas que el gobierno pague en los próximos meses, mostrarán la factibilidad del proyecto Kirchner y su erosión o su revalorización.

Un tema central de la negociación, es que el gobierno está obligado a pagar un precio por el acuerdo. Gratis no podrá hacerlo. Y aunque no se toque el tema, la "manta agropecuaria" no alcanza para cubrir los pies de todos los que el gobierno quiere abrigar. ¿Es creíble en este contexto que el gobierno va a estar dispuesto a pagar algo cuando siempre ha tomado sin preguntar ni pedir permiso? ¿Qué alternativas tiene el gobierno para financiarse? ¿A qué costo?

Conclusiones
Para el país en general y para el agro en particular se presenta una encrucijada. El camino a tomar puede ser uno de mayor libertad e incentivos para la actividad en el que se puedan producir más recursos para todos, o un "camino de servidumbre" cuyo destino conocemos por experiencias propias y ajenas. Según un enfoque aristotélico, parecería que estamos avanzando hacia una "tirano-oligo-demagogia". La demagogia la vemos a cada paso. La oligarquía también. Sólo queda por delante pasar al absolutismo, y sufriremos el efecto mortífero de un sistema de gobierno con la acumulación de las tres deformaciones de los sistemas "puros".

El gobierno debería tomar nota de las consecuencias imprevisibles que podría provocar un enfrentamiento entre argentinos, y la responsabilidad que asume al impulsarlo. Con toda seguridad, para eso no fue elegido.

Estas reflexiones no están dirigidas a incentivar el enfrentamiento, sino a la evaluación de las circunstancias en las que se presenta la próxima negociación de las entidades con el gobierno, independientemente de la posición que cualquiera tenga al respecto. La ciudadanía les otorga crédito a sus dirigentes directamente cuando los vota, y se los administra y mantiene a través de los mecanismos constitucionales y del equilibrio de poderes. Pero por la fuerza de los hechos, en los próximos días la población activa renovará, condicionará o cancelará el crédito otorgado al presente gobierno.

En la Argentina hace tiempo que los poderes formales operan bajo fortísima presión gubernamental y los mecanismos institucionales no funcionan como debieran.
De esta forma, la democracia representativa cuyo respeto aparentan pedir los Kirchner va cediendo el paso a una peligrosísima y manipulada democracia "participativa".

En este contexto los resultados de una democracia participativa deberían evaluarse por la legitimidad de sus fines primero y por la proporcionalidad de los medios que utilice la población respecto de los medios con los que es atacada y el grado y alcance del ataque.

Si por ejemplo el gobierno - en un extremo de franca e impune ilegalidad - organizara a través de sus organizaciones sociales adictas, la ocupación de los campos por la fuerza y la intimidación de sus opositores, y el pueblo no pudiera defenderse a través de las instituciones porque éstas ya no existen o no actúan en tiempo y forma, ¿con qué medios se defenderá la libertad y la propiedad privada?. Ese es el gran problema que se acerca a pasos agigantados en la Argentina. La señora de Kirchner no pareció a disgusto flanqueada por la guardia pretoriana de los primeros y genuinos "piqueteros" en sus últimas demostraciones de afecto al agro.

Pronto sabremos como sigue la historia. Mientras tanto, parecería que a los Kirchner se les está terminando el crédito. El gobierno no parece tener muchas cartas racionales para negociar en las presentes circunstancias. Si el campo quiere sobrevivir, y con él todo el país, creo que sólo lo podrá hacer exigiendo administradores confiables (no sólo interlocutores válidos, sino ejecutores válidos…), realidades concretas y "pagos en efectivo" antes que a crédito, dado que en las actuales condiciones las promesas serían de eventual y difícil cumplimiento por su interlocutor. Con el campo se va la Argentina.

(1) Miembro del Comité Consultivo de Atlas 1853 – plopezherrera@hotmail.com

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