El grito de Alcorta.
Por Nélida Rebollo de Montes
El clamor del campo argentino.
Periodismo de Verdad 22/5/200817:43hs
El prolongado conflicto del campo cuya duración es de aproximadamente setenta días de discusiones y diálogos con el gobierno nacional no ha logrado hasta el momento de escribir este comentario que el poder político desista de lo que se denomina “el saqueo al campo y el impuesto a las ventas” en desmedro del derecho de los trabajadores del interior de defender el fruto de su esforzado trabajo ni siquiera de la rentabilidad. Hay que destacar que antes de la forzada invitación al diálogo entre representantes del campo y el gobierno nacional, éste último no ha cumplido con los reclamos de los ruralistas lo que ha repercutido en el deterioro del gobierno presidencial al que se acusa de haber montado una maquinaria operativa para distorsionar el problema y hacer propaganda a favor del gobierno dejando deslizar burdas mentiras, entre ellas, culpar de la inflación a los trabajadores del campo y su dirigencia. También han acusado al gobierno de haber contratado sindicalistas pandilleros para que intimiden con amenazas a la gente del interior y a sus entidades fuertemente unidas y con gran influencia del campo en todo el país. La ciudadanía reconoce que si los chacareros y trabajadores de todas las labores de la zona rural salieron a ocupar las rutas y a promover el clamor del campo lo hicieron en rechazo de las retensiones o confiscaciones multimillonarias a su producción puesto que el Parlamento se declaró en silencio y los gobernantes fueron permanentemente presionados para que se ajustaran a la determinación del gobierno nacional. En cambio adoptaron una aptitud digna y valiente el gobernador de Santa Fe Hermes Binner, el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti y el Senador Nacional por Santa Fe Carlos Alberto Reutemann y algún intendente. A raíz de este desencuentro la presidenta en una oportunidad se expresó con la frase: “EL GRITO DE ALCORTA”. No aclaró el significado de la expresión citada. De ahí que tratemos de explicar hoy qué significa “El Grito de Alcorta”. En efecto, ni bien entramos al siglo veinte, nuestro país hasta entonces había sido productor y exportador de lanas. Como rubro principal incluyó la expansión de su agricultura debido al gran esfuerzo pionero del colono, del arrendatario, del “mediero” quienes no obstante su tecnología rudimentaria lograron revolucionar la productividad de las pampas. Hasta 1870 la Argentina había importado trigo. En 1878, el presidente Nicolás Avellaneda informaba en su mensaje sobre el primer embarque de ese cereal a Europa. La importancia que se le asignaba al ovino determinó el valor de su lana, muy fina y de tipo merino pero también gruesa para la fabricación de alfombras que se cotizaban muy bien, disputándosela en los mercados franceses, belgas e ingleses. El bovino era valioso solamente por su cuero, tasajo y cerdas. Cabe destacar que aumentó el valor de la carne de ovejas y vacas cuando comienza el desarrollo de la industria frigorífica. Ahora bien, se debió al esfuerzo de Tellier, en 1868, el primer ensayo de utilización del frío para los embarques de reses. Esto se constituyó en un hecho transcendental que dio lugar a la transformación del saladero, primera industria argentina. Luego conquistó otra industria más evolucionada: el frigorífico. En 1882 don Eugenio Terrasón transforma su saladero estableciendo en San Nicolás, provincia de Buenos Aires, el primer frigorífico argentino dedicado a la congelación de ovinos al que seguirá luego los de capitales ingleses. Comienza entonces la mestización de las haciendas criollas y majadas con animales de tipo carnicero de origen británico. Como consecuencia de la explotación ovina intensiva fue necesario alambrar los campos, cosa que no había sido necesaria para entonces. PUJANTE DESARROLLO AGRICOLA En 1907 la producción de granos nos coloca en los primeros exportadores de trigo, maíz y lino hasta entrada la década de 1940. Esto nos valió el apelativo de “granero del mundo”, y el aumento del valor de las tierras fue notable para las cultivables. Una política errada del gobierno contra la producción citada determinó que los productores avizoraran en estos tiempos un nuevo emprendimiento que es el de la soja que vino a suplir el anterior esfuerzo malogrado con el éxito de la nueva producción sojera. Volviendo a la época anterior las relaciones entre los dueños de tierras y colonos tropezaban en muchos casos con la falta de una legislación contractual adecuada que evitara abusos de algunos propietarios, que se agravaban notoriamente por otros problemas concurrentes. La falta de crédito agrario, los altos fletes, la deficiente forma de comercialización y la repentina baja en el precio del maíz, unido a la falta de lluvia y a la invasión de la langosta, convierte a 1911 en un año muy difícil para el colono, sin otros recursos que el resultado de su cosecha. A raíz de ello los pobladores del sur de Santa Fe; y, dada la emergencia decidieron unir sus reclamos; y, en el mes de marzo de 1912 se constituye en Firmat una asociación de colonos con el propósito de crear un movimiento de opinión para prever las consecuencias de las malas cosechas. Elaboraron un manifiesto en el que dicen que la sociedad cosmopolita de Firmat de reciente creación, aconsejaba a los colonos de toda la República que hagan lo posible para formar subcomisiones y lograr que se rebajen los alquileres de los campos con estas condiciones: 1- No pagar más por cuadra que un máximo de veinte pesos. 2- Para los que están al tanto por ciento, no dar más que el veinticinco por ciento siempre que no disten más de dos leguas de la estación ferrocarrilera y para mayor distancia el veinte por ciento. Los colonos podrán acumular cada año cierta cantidad para hacer frente a las malas épocas. Se dejó en claro que si continuaban pagando alquileres excesivos, sería imposible reunir un solo peso por más años buenos que vengan. LA COMISION, MAYO DE 1912 El manifiesto fue acogido con entusiasmo dando lugar al movimiento de protesta conocido como EL GRITO DE ALCORTA, por haber ocurrido en dicho pueblo en Santa Fe y que por simpatía fue extendiéndose en otras zonas agrícolas, como Córdoba. Se demuestra que el régimen agrario de esa época era defectuoso porque no se hallaba implantado sobre bases económicas y en los principios que regulan la producción de la riqueza. El GRITO DE ALCORTA no sólo permitió la revisión de nuevos contratos de arrendamiento sino que sentó las bases para la creación de una federación de agricultores en una reunión realizada en Rosario el 1 de agosto de 1912. Desde entonces la gente del campo adoptó la palabra compañero para todos los que trabajaban en pos del progreso del campo. También se presentó en el Parlamento Nacional el primer proyecto de ley contractual agraria (1913); y en 1921, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen, se sanciona una ley especial sobre “el arrendamiento de tierras para la explotación agrícola o ganadera” (ley 11.170) de octubre de 1921 que comprende a los campos de hasta trescientas hectáreas y que procura equilibrar las situaciones derivadas de la desigualdad económica y las posibilidades que padecía el campesino. Se subraya que nuestro Código Civil no contiene disposiciones especiales sobre los arrendamientos y aparcerías agrarias. Mucho ha progresado desde entonces la solidaridad y el buen entendimiento entre los productores y trabajadores del campo que se niegan a recibir subsidios del gobierno. Prefieren ajustarse a su propio esfuerzo y a las exigencias de la responsabilidad de cada uno. En todo esto hay que recordar que la historia no es una duplicación de lo que fue o ha sido una vez, por el contrario, implica una restauración creadora de la que no debe apartarse pues la comprensión de los actos supone el entendimiento de las coincidencias, por eso hay que rever lo que está pasando con el campo para que sea posible elaborar una coincidencia sin especulaciones que tiendan a malograr a los más afectados, en este caso el campo. Hace falta credibilidad por parte de la presidencia para que haya una recta gobernabilidad que favorezca a todo aquel que se esfuerza y produce, aportando a la vez con el fruto de su trabajo al progreso del país para que no aumente la pobreza como está sucediendo. No hay mejor forma de progresar que practicar la cultura del trabajo y no la dádiva ni subordinar la libertad de los trabajadores y productores del campo con subsidios gubernamentales.
Por Nélida Rebollo de Montes,(columnista de Radio La Red en su Revista Plural) Nélida Rebollo de Montes, Profesora y periodista, distinguida con el Premio Benefactora de la Cultura. Ingresó en la Academia Provincial de la Historia con el trabajo titulado “Mujeres de mayo y prácticas electorales de 1816”. Con el voto unánime ingresó a la Sociedad Argentina de Escritores, institución que la distinguió con la “Pluma de Oro”, con la “Faja de Honor” y el “Gran Premio de Honor”. Autora del libro “Nuestro Tiempo y Nuestras Razones”, que incluye artículos de su profesión periodística, afrontando la difícil tarea del comentario instantáneo sobre los acontecimientos que se suceden diariamente. La gente valora en ellos el estudio relevante sobre el presente. El libro figura en las Universidades de Yale, de Columbia y en el catálogo online de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de Norteamérica. Su Ensayo “Rosalía de Castro. Antonio de la Torre : dos testimonios de la pasión poética” fue incluido en la Biblioteca de la Universidad de Santiago de Compostela de España, en la Biblioteca Pública de Nueva York y en la Universidad Stony Brook de Nueva York de Estados Unidos de Norteamérica. Fue galardonada, en 1986, con el premio internacional “Honoris Causa”, otorgado por la Acción Católica Argentina con sede en Los Ángeles, Estados Unidos de Norteamérica. En el mismo año, la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA) la premió en el año internacional de la Paz. Fue elegida, en 1990, “Ciudadana Ilustre” de la Municipalidad de la Capital de San Juan y condecorada, en 1994, por el Diario la Razón. El Centro de Artistas Plásticos de San Juan la consagró, en el mismo año, “Benefactora del Arte”. Tres veces premiada, en 1997, 2001 y 2005, por ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina) y, en 1990, con el “Santa Clara de Asís”. La Dra. Rebecca Ann Bill de la Universidad de Stanford de California, Estados Unidos, contratada por FORES (Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia de la República Argentina) consultó como fuente de de información un artículo periodístico de la Profesora Nélida Rebollo de Montes (argentina) titulado “La Suprema Corte de Justicia en la Presidencia de Mitre” y un libro del Dr. Harold J. Berman (estadounidense) de la Universidad de Cambridge y profesor emérito de la Universidad de Harvard. De ambos autores la Dra. Bill utilizó datos para su obra de investigación “Medición de la autonomía judicial. Juzgado Federal de primera instancia en lo penal de la República Argentina".
sábado, 31 de mayo de 2008
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