sábado, 3 de mayo de 2008

Cristina Kirchner vive en el "país de la ficción", según The Economist

Cristina Kirchner vive en el "país de la ficción", según The Economist

En un demoledor artículo, el influyente semanario británico dice que la Presidenta está llevando a la Argentina al peligro económico y al conflicto social. Asegura que con el campo "fue autoritaria y antidiplomática".

The Economist 2/5/200819:33hs

Sobre el conflicto con el campo, The Economist dice que "la respuesta de la Señora Fernández fue expresamente autoritaria y antidiplomática". Y agrega que la postura presidencial logró "unir a los agricultores de la Argentina, algo que no se había logrado en los últimos cincuenta años". En su edición de esta semana, con el título "Cristina en el país de la imaginación", la famosa revista que repasa la actualidad política y económica del mundo, The Economist, aprovecha una revisión de los cinco meses de gobierno de Cristina Kirchner para afirmar que está todo mucho peor que cuando ocupó la Casa Rosada. Según el semanario, hay tres razones para decretar el desorden: el conflicto del campo, la reununcia del ministro de Economía Martín Lousteau y la baja del precio de los bonos argentinos. Primero, el contexto: The Economist recuerda que a Cristina la ayudaron los altos precios de las exportaciones agrícolas. Pero rápidamente, el artículo se encarga de decir que el Gobierno gasta de más y mantiene un tipo de cambio devaluado, además de mantener a rajatabla los precios, contra la inflación. Concretamente, el semanario señala que aunque oficialmente se dice que la inflación es del 9%, los analistas señalan que llega al 25%. Y allí, según el análisis, está la razón de la renuncia de Lousteau, que fue quien "intentó restaurar la confianza en las estadísticas oficiales". ¿Cómo ve The Economist al nuevo ministro de Economía, Carlos Fernández? "Inexistente". Esa es la palabra que usan para luego decir que, en realidad, el que parece estar a cargo de la economía es el ex presidente Néstor Kirchner. ¿Cuál es la fórmula, según la publicación? "Para domesticar la inflación y estabilizar la economía, el gobierno tiene que permitir la apreciación del peso, contener el crecimiento de los gastos y las subvenciones a la energía, y aumentar las tasas de interés. Cuanto más se tarde en tomar esas medidas, más doloroso e impopular será", escriben en la nota, que no tiene firma y sólo se remite a la "edición impresa". De acuerdo con la revista, la Presidenta es más débil que su marido. ¿Las razones? Que Néstor usaba estímulos fiscales para tener contentos a los gobernadores de las provincias argentinas y para Cristina esto es más difícil. Luego llegan los párrafos sobre el conflicto entre el Gobierno y los dirigentes rurales argentinos. Aplicadas las retenciones y con el lock out en marcha, "la respuesta de la Señora Fernández fue expresamente autoritaria y antidiplomática. Acusó a los agricultores de avaros y de promover un golpe militar". Según The Economist (que cita a Gustavo Martínez, un analista de la Universidad del Salvador, para no decirlo ellos mismos), lo que logró esa actitud presidencial fue "unir a los agricultores de la Argentina, algo que no se había logrado en los últimos cincuenta años". Para la política exterior del gobierno de Cristina también hay un párrafo. El adjetivo es "poco exitosa" y para ilustrarlo nombra el caso Antonini Wilson y dice que el Gobierno "no está haciendo nada para asegurar las inversiones extranjeras". Al final, el artículo da un respiro. "La Señora Fernández todavía tiene mucho tiempo para corregir sus errores. Está bendecida por una oposición débil y dividida. Su marido se ha instalado como el presidente del Peronismo, todavía la máquina política más formidable de la Argentina. Pero el apoyo de la pareja presidencial llega no mucho más allá de esas capas bajas organizadas por esa maquinaria". Y no todo pueden ser esperanzas. Comparada con su colega Michelle Bachelet, The Economist dice que sale perdiendo, porque la presidenta chilena "al menos se hace cargo de sus propios errores". La conclusión de la revista inglesa es implacable: "La era de oro de Cristina ha terminado".

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