martes, 27 de mayo de 2008

Argentina para recapacitar

Argentina para recapacitar.
Por Manuel A. Solanet

Durante el fin de semana pasado hubo tres eventos que nos dan motivo para recapacitar sobre el presente y futuro de nuestro país.

Fundación Futuro Argentino 27/5/200819:48hs

El sábado 24 de mayo fue la tradicional misa y procesión de Corpus Christi frente a la Catedral Metropolitana. Una concurrencia numerosa unida por la Fe y la oración ante Jesús Sacramentado, participó en un clima de recogimiento, reconciliación y fervor, sin una sola voz altisonante ni una palabra agresiva. Así fue la impecable homilía del Cardenal Bergoglio, encuadrada en el significado de la celebración que en muy pocas palabras tradujo el sentir de quienes deseamos una Argentina en paz y progreso: “Pidamos con énfasis – finalizó - la gracia de permanecer unidos como pueblo, sin disgregarnos, y unidos sin despreciarnos". El domingo 25 de mayo, nuestra fecha patria, hubo otros dos actos que mostraron imágenes diferentes y contrapuestas. Uno en Rosario, convocado por las entidades del campo, y el otro en Salta, adonde el gobierno había decidido trasladar la conmemoración oficial de la fiesta patria y el Tedeum que tradicionalmente se celebra en la Catedral Metropolitana. En el primero – extraordinariamente multitudinario - vivimos, con otro matiz, la misma esencia del 24 en Corpus Christi: la Argentina que busca la paz, la unidad, la equidad y el progreso. En Salta, en cambio, en un discurso de sólo 14 minutos, se volvió a manifestar – en forma un tanto atenuada - partidismo, crispación y resentimiento, en presencia de los violentos de siempre. Al monumento a la Bandera, a orillas del Paraná, convergieron alrededor de 250.000 personas impulsadas por el deseo de manifestarse libremente, sin acarreos compulsivos, contraprestaciones, ni control de listas. En Salta hubo unas 50.000, gran parte de ellas movilizadas en 800 ómnibus por intendentes, gobernadores provinciales, caciques sindicales y piqueteros oficiales, que recibieron estímulos pecuniarios y en especie, o actuaron bajo riesgo de perder planes sociales de administración clientelística. A Rosario confluyó una inmensa muchedumbre sin una bandera política determinada, para escuchar a cinco dirigentes agropecuarios de distintas convicciones ideológicas pero ligados por el rechazo al autoritarismo, la corrupción y la mentira. Habían convocado las cuatro entidades rurales, unidas frente a un gobierno que abusó fiscalmente del campo y quiso ostensiblemente dividirlas sin lograrlo. Pero fue notorio que también asistieron miles de ciudadanos sin relación directa con el agro, espectadores del engaño al que durante dos meses fueron sometidos sus dirigentes por un gobierno falaz que parecía jugar al Gran Bonete. A los voceros oficiales que lo calificaron como un acto de la oposición, podría responderse que no es así, pero que efectivamente allí confluyeron dirigentes sociales, empresarios, políticos y ciudadanos independientes que se oponen a los vicios del gobierno, con todo el derecho de hacerlo. Las crisis tienen el costo de sus consecuencias directas, pero suelen abrir oportunidades para su posterior superación. La crisis ya evidente de los modelos político institucional y económico del kirchnerato, está acumulando oposición. Tiene además la virtud de producir ese aglutinamiento detrás de valores positivos que son la contracara de los antivalores del oficialismo. El repudio al autoritarismo exalta la búsqueda de una democracia auténtica y del funcionamiento de las instituciones de la República. El rechazo a la obsecuencia revaloriza la independencia del pensamiento y la libertad de conciencia. La resistencia a las presiones sobre los medios de comunicación mueve a líderes de opinión y a gran parte del periodismo a la defensa de la libertad de prensa. La corrupción oficial mueve a la ciudadanía a tomar conciencia de ese flagelo y a la necesidad de recuperar el valor de la honestidad en la administración de los asuntos públicos. La mentira recurrente en el discurso oficial y la manipulación de las estadísticas motiva a miles de ciudadanos a resaltar la verdad, antídoto eficaz del populismo engañoso y demagógico. La visión parcial y asimétrica del pasado imbuida de odio y revancha, lleva a una cantidad creciente de ciudadanos a reclamar que la justicia también alcance a quienes habiendo promovido y practicado la violencia y el terrorismo – o participado como simpatizantes cómplices - hoy pretenden acusar, juzgar y condenar desde el poder. La crispación del discurso oficial y la confrontación como método de gobierno, generan un reclamo creciente y mayoritario de diálogo sereno y en paz, muy bien resumido y expresado por monseñor Mario Cargniello en el Tedeum realizado en la catedral de Salta: “Apostemos con audacia creativa y confianza renovada a la amistad social y al diálogo …Reafirmemos nuestra convicción de que una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas de estado que orienten hacia un proyecto común de Nación”. La cancelación por parte del Gobierno de la reunión con las entidades prevista para ayer lunes, ha agregado motivos de preocupación. Esta decisión no fue comprensible y menos aún frente a la expresión pacífica, multitudinaria y civilizada que vimos en Rosario. Cabe esperar que las vivencias del fin de semana lleven a nuestros gobernantes a recapacitar y encontrar una rápida solución para el campo y a meditar en general sobre la ética y los valores para darle una urgente corrección a los vicios y errores de su gobierno.

Manuel A. Solanet

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