viernes, 25 de julio de 2008

La renuncia de Alberto Fernández

Otro Análisis de la Agencia CNA


La renuncia de Alberto Fernández a la Jefatura de Gabinete produjo una gran incertidumbre en el ánimo de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, que le pidió en reiteradas ocasiones que no podía irse y seguir un tiempo más a su lado, hasta que por lo menos la situación actual pasara y el gobierno volviera a encaminarse en su relación con la sociedad. Pero ninguna de las palabras esgrimidas por la Jefa de Estado hizo mella en el porteño, que tenía la decisión tomada y pensada con antelación y era totalmente indeclinable.

Ante esta negativa de Alberto Fernández de rever su postura, el matrimonio presidencial tuvo que salir de urgencia a buscar un reemplazante y la elección final quedó entre dos personas, el actual ministro del Interior Florencio Randazzo y el intendente de Tigre, Sergio Massa. La partida la ganó el hasta ahora jefe comunal, que a sus cortos 36 años ocupará uno de los puestos políticos más importantes del país, y será el que esté a la cabeza de tratar de reorganizar al gobierno en su relación con la sociedad, que se vio afectada a lo largo de estos cuatro meses de conflicto con el sector agropecuario.

Por más que el renunciante Jefe de Gabinete venía madurando esta decisión y se lo venía advirtiendo a sus colaboradores más cercanos, que se lo venían planteando por lo bajo a los más íntimos asistentes de la pareja presidencial, que nunca creyeron que se hiciera realidad. Ante el hecho consumado, despertó una breve crisis en el interior más cerrado del kirchnerismo, que tuvieron que ponerse a la búsqueda de un candidato que estuviera a la altura del cargo y que a la vez tenga la suficiente cintura política como para superar el difícil momento que está pasando la relación del gobierno con la sociedad, y que sea capaz de manejarla y poder recuperar nuevamente la confianza de la población.

Desde la oposición y los espacios de poder de nuestro país, se advierte que este cambio en realidad es un cambio para no cambiar absolutamente nada, ya que es sólo un nombre nuevo que no tiene pensado una nueva forma de encarar los problemas, sino que se continuará de la misma manera y sin entender aún el mensaje que le dio la sociedad y el Congreso de la Nación con el rechazo al proyecto oficial de retenciones móviles.

Massa es en realidad un político que seguirá a rajatabla los planteos esgrimidos desde Balcarce 50 y mantendrá los lineamientos básicos del kirchnerismo. Lejos quedaron los primeros cuestionamientos que sufrió Massa por venir del seno de la UceDé y de haber sido uno de los niños mimados del ex presidente Eduardo Duhalde. El kirchnerismo ve que el joven nuevo ministro tiene una imagen aceptable en la sociedad, la mayoría de ello debido a la gestión que realizó en la ANSES entre el 2002 y el 2007, y que lo largo de la misma llevó adelante los lineamientos del gobierno nacional sin levantar la voz, algo básico dentro del manual del buen político kirchnerista.

Es por eso que un gran sector de la sociedad cree que esto no es un verdadero cambio, sino que es sólo cambiar figuritas en un escenario que continuará siendo el mismo de siempre y sin grandes novedades a corto y mediano plazo. Tanto Massa como Randazzo entran dentro del perfil de funcionario kirchnerista, gente que no tienen un fuerte armado político propio y que tengan que depender en todo de la figura presidencial, y que ante esta situación se los tiene atados de pies y manos y totalmente subordinados a los planteamientos presidenciales.

Suele decirse que las crisis son oportunidades de cambio, y pareciera que el gobierno aún no ha entendido la situación actual como lo merece. La presidenta Cristina Fernández, y en especial el ex presidente Néstor Kirchner, tendrían que entender que los grandes líderes de la humanidad no hacen los cambios por sí solos, sino que sólo muestran el camino que deben seguir los pueblos, que son los únicos y verdaderos agentes de cambio. Hasta ahora el matrimonio presidencial ha hecho oídos sordos al reclamo de la sociedad de que haya cambios drásticos en el gobierno nacional, y sólo se han hecho simples maquillajes que no solucionan los grandes problemas de nuestro país.

Según lo viene adelantando esta agencia en los últimos días, el ex presidente está empecinado en seguir adelante con el proyecto original planteado allá por el 2003 y no moverse un ápice, porque asegura que hacer eso sería “traicionar” los ideales que lo llevaron a la presidencia. Al no poder despegarse totalmente de su marido, la presidenta iría en el mismo camino, con lo que los conflictos y problemas que sufre el país en la actualidad no tendrían grandes cambios y soluciones en el corto plazo, sino que al contrario, muchos se incrementarían, volviéndose a un estado de inestabilidad muy grande, que podría llegar a poner en serio riesgo la continuidad del propio gobierno.

Al seguir Néstor Kirchner teniendo una injerencia importante del gobierno y no atender a los pedidos de la sociedad que le exige que dé un paso al costado que sirva para que la presidenta recupere su capacidad de mando y no se vea minada en su autoridad por su propio esposo, el patagónico demuestra que no escucha más voz que la suya propia, y no entra en razones ante los argumentos que le esgrimen muchos de sus colaboradores que le piden a gritos que durante algunos meses no aparezca en la escena pública, para calmar los ánimos y evitar que vuelvan a surgir nuevos conflictos en un futuro cercano para el gobierno nacional.

Kirchner está convencido que hay una campaña orquestada por la oposición, algunos grupos económicos, los medios de comunicación y sectores del campo, que quieren desestabilizar al gobierno de su esposa, y ante esta situación él no piensa dar un paso al costado, sino que por el contrario pondrá la cabeza en la guillotina si hace falta, ya que asegura a quien lo quiera escuchar, que sólo los cobardes y las ratas huyen cuando el barco se está hundiendo, y como él no es ni un cobarde ni una rata, se quedará dando pelea hasta el final en la lucha para que el barco vuelva a flote.

Suele decirse que nada es permanente a excepción del cambio y que cambiar de horizonte es provechoso para la salud y la inteligencia. El ex presidente, si quiere ser considerado en el futuro como un estadista y una persona que sirvió para el crecimiento de nuestro país, tendría que entender que por su bien y el de la presidenta, es necesario que por el momento se mantenga alejado de la escena pública y deje ese lugar para la Jefa de Estado, porque sino la figura de “doble comando” seguirá instalada en la sociedad y cualquier cambio que se haga no tendrá efecto en la sociedad, que quiere que de una vez por todas sea Cristina Fernández la que gobierne y no Néstor Kirchner.

El gobierno tiene en sus manos todas las armas necesarias para dar un giro a su política y demostrar que ha entendido el mensaje que la sociedad le ha dado en los últimos meses. Si sigue enfrascado en luchas internas, en un estado de confrontación constante con todo aquel que no piensa igual a ellos y no se termina de cuajo con la injerencia del ex presidente, nada cambiará y todo seguirá igual. Mientras tanto, cambios como el de Sergio Massa por Alberto Fernández en la Jefatura de Gabinete, no serán recibidos como un verdadero cambio, sino como más de lo mismo.

Para más información: www.agenciacna.com.ar

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