domingo, 7 de septiembre de 2008

Todo es tan ridículo que si no proviniese del Poder Ejecutivo Nacional, carecería de sentido prestarle atención

Pero reconocer la existencia del conflicto no supone, ni mucho menos, negar o disminuir la dimensión armónica o, si se prefiere, la necesaria búsqueda de consensos que arrastra la política. Conflicto y consenso se explican y complementan mutuamente, de modo tal que, si uno de los dos faltase, deberíamos pensar más en una sociedad de ángeles que en una de hombres.

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