domingo, 24 de agosto de 2008

La esencia de la idea contenida en las palabras originales se desvirtuó completamente.

Este esquema de diferenciación que distingue entre la igualdad inicial y la desigualdad de curso y de llegada, no fue comprendido entre nosotros. La mezcolanza reemplazó al conjunto, la muchedumbre a la comunidad y lo colectivo al individuo. El resultado está a la vista. Si alguna profundización de este desquicio necesitaba la Argentina ella llegó de la mano del kirchnerato. Incentivador de la igualdad pobre, de la miseria repartida y de la jerarquía ausente, el sistema implementado por Kirchner ha sumido al país en una “proletariez” artificial, incompatible con la posibilidades del país y tan impostada como sus mocasines de Guido, sus lapiceras Bic, sus sacos desabotonados y su fortuna de millones.

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