martes, 13 de enero de 2009

El fin del falso progresismo

Recuerdo que cuando yo era joven él militaba en un partido trotskista y que era un gran jugador de ajedrez. Muchos años después, se ufanaba ante varios contertulios, entre los que yo me encontraba, de su heroica militancia en la Juventud Peronista de la Tendencia. "¡Pero si vos eras trosco y odiabas a los montos!", le recordé. Me lo negó sin pestañear, como si yo estuviera loco. Luego me encontré con dos ex compañeros suyos y me relataron una escena parecida. Estaban escandalizados: el flamante funcionario se había inventando un pasado para pertenecer al círculo áulico de Kirchner. Un ilusorio ayer, como decía Borges. Y se había creído la mentira.

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